La ruta de las tareas
La Fuerza: la primera tarea, antes de iniciar cualquier camino, será la de reconocer que residen en mí fuerzas contradictorias y que esa tensión debe ser asumida mediante al proceso mutuo de domesticación.
El Ermitaño: la segunda tarea consiste en aceptar que en mis profundidades puedo tomar contacto con la sabiduría y desde allí debo salir a entregar mi luz interior.
La Rueda de la Fortuna: la tercera tarea me dice que debo aceptar que el mundo gira más allá de mi voluntad y que deberé ser capaz de descubrir su ritmo y su sentido.
La Justicia: la cuarta tarea es reconocer que el eje del mundo y la resolución de los problemas pasa por una suerte de equilibrio, interno y externo, con estructura, con valores, con decisiones, en un marco de formalidad.
El Colgado: la quinta tarea es ser capaz de mirar la realidad desde otro punto de vista, presentarse diferente ante los demás, hacer un alto en la vida y ser capaz de someter a crisis al entorno, aunque ello implique sacrificio.
La Muerte: la sexta tarea es la capacidad de gestar, asumir, conducir el propio cambio.
La Templanza: la séptima tarea es el resultado del cambio y consiste en ser capaz de asumir la armonía interior. Sostener lo que a otros parece imposible y combinar adecuadamente.
La ruta de los desafíos
El Diablo: el primer desafío es conocer mis miedos ocultos, obsesiones y culpas, acercarme a lo más bajo de mí, a las pasiones más elementales, a la parte más complicada.
La Torre: el segundo desafío es la lucha por la libertad y su aceptación cuando llega por otra mano. Aunque todo parezca destruirse, jamás caerá la base de sólida construcción.
La Estrella: el tercer desafío, nos dice que debemos conectarnos con el inconsciente, removerlo en busca de la verdad más elemental y confiar en las oportunidades que tenemos.
La Luna: el cuarto desafío nos conecta con la cara oculta de la realidad y las distorsiones en la acción en el mundo. Es la carta de la intuición.
El Sol: el quinto desafío es el de brillar. Debo asumir el sol en todas sus dimensiones, con los beneficios y las cargas, siendo capaz de ayudar a germinar, de dar calor, pero sabiendo que quien se acerca se quema, que estoy expuesto.
El Juicio: es el último desafío y la antesala de la realización, despertar, renovar y personar. Debo ser capaz de estar despierto y despertar a quienes están a mi cargo. Asumir que hay quienes resucitarán y quienes no, que no toda la apariencia es realidad y saber discernir.
El Mundo: es la autorrealización y la integración. Es la coronación, es la etapa final, la última vuelta, la sabiduría, la palabra, la verdad, la integración, lo masculino y femenino en un solo acto.
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