El ímpetu de los bastos

Los bastos corresponden al elemento fuego. Así como las copas y las espadas son energías vueltas hacia el interior, por una parte los sentimientos y las emociones y por otra la actividad mental y racional, los bastos junto a los oros son fuerzas vueltas hacia el exterior, volcadas hacia la consecución, hacia la realización de sus objetivos. Los oros actúan sobre la materia, sobre el cuerpo. En el caso de los bastos actúa sobre la energía en sí, sobre la necesidad imperiosa de actuar, de hacer. Es la fuerza pasional que empuja sin remisión hacia ese lugar que hemos fijado. Aquí no actúa la fuerza racional de actuar porque se ha analizado la situación; se actúa sin más, sin pensar, sin analizar. Los bastos hablan de la capacidad de lucha, de enfrentarnos a los acontecimientos y sus adversidades con coraje y valentía. Es la fuerza que nos hace pelear por lo que creemos que es nuestro, de defender nuestro espacio, nuestra manera de sentir y pensar. La que nos hace competitivos ante los demás, en el trabajo , en la vida en general. La que nos muestra de lo que somos capaces, llevándonos hacia límites insospechados. Es la que nos da una capacidad de trabajo extraordinaria. Cuando alguien no puede parar de trabajar, de hacer, cuando está metido en muchos asuntos a la vez, muy probablemente se encuentre bajo la energía de los bastos.