Esta joya románica asturiana del año 848, primero residencia del rey Ramiro I y luego templo cristiano (hoy Patrimonio de la Humanidad por la Unesco), luce la esbeltez de sus dos niveles, la de sus altivas columnas y la de la bóveda central o de la cripta de medio cañón.
La planta es rectangular. Lorenzo Arias realizó un magnífico estudio de las proporciones que aparecen en dicho monumento y Nicanor Prendes y Pedro Lores han hecho un análisis minucioso de plantas y alzados. Al margen de errores constructivos, es evidente que en la concepción del monumento hubo un planteamiento previo de cuadrículas en un rectángulo de 6 x 20 m y trazados geométricos sobre ellas, es decir, con un fino uso de regla y compás se fueron determinando las medidas y proporciones de los diferentes elementos. Cabe recordar que esta forma geométrica de proceder era una sabia metodología para ir construyendo en el lugar, dado que los proyectos gráficos de edificios no fueron usados hasta el siglo XIII. (Claudi Alsina)
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