Árboles sagrados

Los árboles, especialmente el roble, han sido durante mucho tiempo reveren- ciados como objetos sagrados. El motivo era que determinados árboles eran la morada de espíritus y deidades a los cuales se invocaba para obtener los oráculos. Los druidas adoraban especialmente al roble, escuchando el vien- to al pasar entre sus hojas y el gorjeo de los pájaros que en él vivían, para interpretar su mensaje. Los indios reverenciaban al Bo o Bodhi (Ficus reli- giosa); al abeto y los sicomoros los egipcios; al fresno los escandinavos; al ciprés los mexicanos. En la tradición hebrea se practicaba el culto a los árboles, especialmente al roble y a la encina, quienes estaban habitados por espíritus llamados "hijas de Jacob". Los santuarios se colocaban en la proximidad de ciertos árboles. En el Génesis, el primer registro de la apa- rición de Yahvé a Abraham es en el encinar de Mambré (Hebrón), donde posteriormente el profeta erige un altar a Dios. Este lugar ha sido objeto de veneración durante siglos y de acuerdo con los primeros historiadores, Euse- bio, obispo de Cesarea, informa que el lugar era ya considerado divino en su época por la población local. La astrología asigna un árbol a cada planeta: Mercurio: el olmo; Venus: el abedul; Sol: el fresno; Marte: el roble; Júpiter: el arce; Saturno: el pino o ciprés; la Luna: el cerezo. (Extraído de "Libro de los ángeles" J:S:Rottner).