Considerada a veces una de las maravillas olvidadas del mundo, la pagoda y la stupa de Shwedagon, de 113 m de altura, en la colina de Singutara, domina el paisaje de Rangún. Construida y reconstruida a lo largo de los siglos e influidas por las tradiciones arquitectónicas y religiosas de China y de la India, la pagoda es una sólida stupa o santuario de las reliquias dedicadas a Buda. No tiene interior. Posee, sin embargo, cuatro puertas que se consideran protegidas, en algún lugar de los misteriosos pasadizos interiores, por siniestras espadas que cortan en la oscuridad. Así que es mejor quedarse fuera y disfrutar de la espectacular vista. La stupa recubierta en oro e incrustada con joyas destaca entre un grupo de 64 pagodas más pequeñas, de las cuales las cuatro más grandes marcan los cuatro puntos cardinales de la brújula. Contienen santuarios adornados con estatuas de leones, elefantes, yoguis, serpientes, ogros y ángeles. La construcción en su conjunto es lujosa, sorprendente y magnífica. La stupa ha sobrevivido a ocho grandes terremotos y a un incendio devastador en 1938.
(Jonathan Glancey)
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