Es Ángel Guía y Custodio de todos aquellos nacidos en esos días.
Pertenece al orden de los Tronos, tiene la cualidad de la concreción, de solidificar los deseos y de vaporizar los problemas por tangibles y duros que éstos sean. Dicen que hace brotar el agua de las piedras y que hace resurgir el alma pura y divina de las personas más remisas. Otorga a sus patrocinados la fuerza de voluntad y la tenacidad suficientes para que lleguen a sus metas y consigan lo que desean a través del trabajo y del esfuerzo. Favorece las herencias y las posesiones terrenales, pero no como un fin, sino como un medio de elevación.
En su apariencia, es un ángel muy delgado, alto, óseo y barbado, que nos recuerda a la figura típica del ermitaño, el místico, que parece que va a decirnos que más vale encender una luz que gritar en la oscuridad. Suele llevar un bastón o una luz en la mano y tiene una brillante áurea que rasga todas las sombras. (Los 72 ángeles del año - Rubén Zamora).
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