Metatrón

En la tradición judía, es uno de los más grandes ángeles. En los distintos relatos sobre Metatrón, casi no existe una condición angélica con la que no esté relacionado. En principio, sustenta el mundo físico y lleva a los judíos creyentes a través de los Nueve Cielos hasta Dios. Es una importante figura en la Cábala (en especial el Zohar), donde absorbe las características originales del ángel Jahoel. Metatrón encabeza el Árbol de la Vida como ángel del Señor. Es también identificado con "el árbol del conocimiento del bien y del mal", lo que significa que corporiza tanto las perfecciones humanas como angélicas. En realidad, es un puente de unión entre los dos reinos, pero su vitalidad depende de la rectitud de los humanos. Las buenas personas generan una energía espiritual que literalmente vitaliza a Metatrón y sin la cual sería débil y poco efectivo.Es también el representante de Dios que conduce a las tribus de Israel a través del desierto y probablemente el "ángel oscuro" que luchó con Jacob en Panuel (Gn.32). Algunas veces se dice que es el ángel que detuvo la mano de Abraham cuando éste iba a sacrificar a Isaac y se le acredita el anuncio de la llegada del Diluvio. Del mismo modo, es el ángel que condujo a Israel a través del desierto. En otros textos se afirma que es hermano o medio hermano del ángel Sandalfón. También se dice que ha transmitido la sabiduría de la Cábala a la humanidad. Etimológicamente, el nombre Metatrón es incierto. De acuerdo al Zohar, es equivalente a Shaddai, uno de los nombres de Dios, pues ambos tienen un valor numérico, en gematría, equivalente a 314. Como otro aspecto de Dios, Metatrón es algunas veces llamado "la luz brillante de Shekinab" y aquel "cuyo nombre es como el de su amo". Eleazar de Worms especula que significa guía o mensurador, una descripción muy adecuada para tan importante ángel. Es también llamado "el Príncipe del Rostro", significando así que es jefe de los ángeles que tienen el privilegio de mirar el rostro de Dios. Su descripción es de un ser o pilar de fuego con 36 pares de alas y miradas de ojos y un rostro más deslumbrador que el sol. Sirve al Ángel de la Muerte, instruyendo a Gabriel y a Samael sobre las almas que deben ser llevadas a su término. Y las llamas que emiten crean legiones de ángeles. De los relatos enoquianos se deduce que es uno de los más elevados ángeles del Cielo, superado sólo por Anafiel y posiblemente Sandalfón. (Extraído de "El libro de los ángeles").