Una pérdida afectiva, el maltrato o la frustración provocan dolor y dejan heridas que requieren atención y cuidados. Se necesita tiempo y trabajo para recobrar las fuerzas perdidas. La superación de ese dolor surge de nuestra fuerza interior que nos permite crecer y superar escollos, se nutre con nuestros buenos pensamientos y las buenas actitudes. Esa fuerza interior se alcanza cuando tenemos confianza en nosotros mismos y nos amamos y aceptamos hasta con nuestros defectos y errores. Estamos compuestos de alma, mente y cuerpo. A partir de este concepto, podemos perfeccionarnos y avanzar en el crecimiento de nuestra superación. Los ángeles cuidarán de las heridas del alma. También nos ayudarán a superar los problemas, aliviar sufrimientos y recuperar la fuerza interior. (Extraído de "Un ángel para cada día" - J.Victoria).
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