Muchas veces nos encontramos con personas que poseen muchos bienes materiales pero son incapaces de compartir nada de lo que tienen, escatiman todo lo posible en provecho propio. Otras, en cambio, tienen lo justo, pero reparten sus posesiones y no les importa si en la distribución pierden algo. El ser humano generoso comparte todo lo que tiene y esto lo hace crecer como persona. Tenemos muchas cosas para compartir en la vida y debemos ofrecerlas con amor, sin medir con cuánto nos quedamos. Es posible que en el reparto no obtengamos demasiado, pero cuando hagamos un recuento en nuestra alma, ella estará colmada de dicha y eso debe ser lo más importante. Es muy esencial llevar esa dicha a nuestro entorno y a quien lo necesite. Es agradable ver una mano generosa que nos ayuda. Es necesario que recurramos a los ángeles para que nos acompañen en el camino de la generosidad. (Extraído de "Un ángel para cada día" - J.Victoria).
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