La Luz

Al igual que el agua, la luz es vida. Si no existiera la luz, no podríamos distinguir el rostro de los se- res que amamos, ni ver el color del cielo ni del mar. De la misma manera, cuando nos sentimos angus- tiados o heridos, cuando nos enojamos o no abri- mos nuestro corazón a la paz, nuestra alma está sin luz. Es por eso que no debemos permitir que nuestra alma se oscurezca con malos sentimientos. Hay que a- partarlos para que la luz entre clara y diáfana que ofrece la vida y el amor. Los ángeles siempre nos traen luz. Ellos iluminan nues- tro camino y están junto a nosotros fortaleciéndonos con su res- plandor. (Extraído de "Un ángel para cada día" - J.Victoria).