El libro de Enoch

El libro de Enoch nos habla de una jerarquía celestial propia de los monarcas y los soberanos, con dominantes y dominados, con patrones y subalternos, con características, virtudes y hasta limitaciones adscritas por pertenencia a tal o cual grupo desde el principio hasta el final de los tiempos, es decir, que nos ofrece una organización celestial al estilo medieval con tímidas aproximaciones al mundo renacentista, pero sin caer en la posibilidad de que las virtudes pudieran ser adquiridas: cada quien es como es desde que nace hasta que muere, y sólo le queda la posibilidad de mejorar o empeorar dentro de sus limitaciones, pero sin capacidad para cambiar o superarse a sí mismo. Para Enoch el orden debe ser siempre el mismo y sólo hay posibilidad de ser bueno y obediente para gozar de la misericordia de Dios o de caer en los abismos si no se le obedece y ésta regla sirve tanto para los ángeles como para los hombres: un querubín es un querubín siempre, quizás el mejor querubín pero no un trono ni una potestad, sino querubín para siempre...aunque si se rebela a la voluntad de Dios, entonces sí dejará de ser querubín para convertirse en demonio. (Extraído de "Los 72 ángeles del año" - Rubén Zamora).