Un ángel en el cielo

A los hombres provistos de un cuerpo de carne, les resulta en ocasiones difícil entender de lo que son capaces los ángeles sin ser confundidos por ellos. Algunas personas albergan la idea de que todos son iguales y tal vez interpretan que un ángel no es nadie concreto en el cielo. Puede que se nos ocurra pensar que éstos seres no tienen nombre, pero en realidad, sí lo tienen. Ciertos nombres nos resultan conocidos tales como Miguel, Ga- briel, Rafael. A otros los conocemos por la tarea que han llevado a cabo: el que enjugó la frente de Jesús en Getsemaní o el que apartó la piedra de su tumba. Existen los serafines, con alas fla- mígeras, como los que visitaron a San Francisco en el Monte Verna y también los mofletudos querubines, los ángeles del amor. Pero contamos asimismo con el ángel de la escucha, el que es- cucha la oraciones. (Extraído de "El ángel de la escucha" de Elizabeth Clare Prophet).