UN PASEO PARA CONOCER EL MUNDO DE ESTOS SERES MARAVILLOSOS .....

abril 11, 2009

Arcángel Gabriel

La raíz sumeria de la palabra Gabri es GBR, gobernator (gobernador). Algunos sostienen que quiere decir Gibor (poder, héroe). Gabriel es el gobernador del Edén y el mandatario de los Querubines. Pero Gabriel es un personaje singular en medio de una hueste masculina o andrógina, por lo cual es casi cierto que este gran arcángel es la única figura femenina en las categorías más elevadas. También es el único ángel mencionado en el Antiguo Testamento por su nombre, excepto en el caso de Miguel y se dice que se sienta a la siniestra de Dios, lo cual es una prueba más de su condición femenina. Para los mahometanos, Jibril/Gabriel dictó la totalidad del Corán a Mahoma y está considerado como el Ángel de la Verdad. Gabriel es descrito como dotado de 140 pares de alas y en la tradición judeocristiana es el Ángel de la Anunciación, de la Resurrección, de la Misericordia, de la Revelación y de la Muerte. Como mandatario del Primer Cielo, está más cercano al hombre. Según el testimonio de Juana de Arco, fue Gabriel quien persuadió a la Doncella de Orleans para que ayudase al Delfín. Gabriel se aparece a Daniel a fin de explicar la asombrosa visión que tuvo el profeta de la lucha entre el carnero y el macho cabrío y para anunciarle la llegada de un mesías, mensaje que repite medio milenio más tarde a María en la Anunciación. Es curioso que apareciese en tantas concepciones. Antes que a María ya había anunciado la llegada de Juan el Bautista a Zacarías. El carácter esencialmente femenino de este notable arcángel se revela una vez más en la tradición popular, que habla de cómo saca del paraíso al alma invariablemente rechazada y la adoctrina durante los nueve meses que permanece en el seno materno. San Jerónimo nos dice que cuando el arcángel se aparece a la Virgen, ella lo confundió con un hombre. María "estaba presa de terror y consternación y no podía replicar, puesto que nunca antes había sido saludada por un hombre". Cuando se dio cuenta que se trataba de un ángel (o una mujer), pudo hablar sin reserva, pues ya no había nada que temer. (Malcolm Godwin).

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