y construye un nuevo túnel para no ver,
y se queda entre lo oscuro y se consume,
lamentando lo que nunca llegó a ser.
Yo no fui el mejor ejemplo, y lo admito,
fácil es juzgar la noche al otro día,
pero fui sincero y eso sí lo grito:
que yo nunca he hipotecado el alma mía....
Si yo he vivido parado, que me entierren parado;
si pagué el precio que paga el que no vive arrodillado...
La vida me ha restregado,
pero jamás me ha planchado,
en la buena y en la mala,
voy con los dientes pelados, sonriendo y de pie....
siempre parado.
Las desgracias hacen fuerte al sentimiento,
si asimila cada golpe que ha aguantado;
la memoria se convierte en un sustento,
celebrando cada río que ha cruzado.
Me pregunto cómo puede creerse vivo el que existe para culpar a los demás?
Que se calle y que se salga del camino
y que deje al resto del mundo caminar.
Rubén Blades
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