Poetas y Santos

Dentro de la mente europea comenzaba a desarrollarse un creciente énfasis sobre la belleza ideal y el amor romántico. Esto llevó a la percepción de ángeles femeninos. Durante las Cruzadas, los códigos de conducta caballeresca se unieron a la revelación sufí del ángel como bienamado interior. Ibn Arabi, un gran poeta sufí, sostenía que su más importante obra en prosa, Revelaciones de La Meca, le había sido dada por el Ángel de la Inspiración. Y Suhrawardi, autor de El arcángel carmesí y El susurro del ala de Gabriel, nos ha dejado el más rico registro de encuentros angelicales en el mundo islámico. De los filósofos judíos de ese tiempo excitante recibimos el texto cabalístico primario: el Zohar. Contiene muchos métodos de alteración de la conciencia, destinados a alcanzar los estados místicos en los que es posible conversar directamente con los ángeles. Considerando los peligros que representaba una acusación de herejía, no es de extrañar que la información sea oscura y con frecuencia, esté sumamente disfrazada. San Francisco de Asís, más recordado por sus conversaciones con pájaros y animales, tuvo al final de su vida un encuentro con un serafín. El pensamiento cristiano moderno referido a los reinos celestiales sufrió una gran influencia de Tomás de Aquino, el teólogo católico del siglo XIII, cuyo gran tratado Summa Theologica contiene toda una parte dedicada a los ángeles. Él los visualizaba sin cuerpo, más numerosos que nosotros y superiores en perfección espiritual, peo no tan capaces de un crecimiento espiritual rápido y constante. Contemporáneamente, el místico cristiano alemán Meister Eckhart tuvo varios encuentros directos con los ángeles. Y en Italia, el gran poeta Dante Alighieri nos dejaba su Divina Comedia, uno de los relatos más persistentes de un peregrino en los dominios celestiales. ("Descubre a tus ángeles").